Al asesino del CEO de UnitedHealthcare la fiscalía lo presenta como amenaza ideológica
El caso de Luigi Mangione, acusado del asesinato de Brian Thompson —director ejecutivo de la aseguradora UnitedHealthcare— ha puesto al sistema judicial de Estados Unidos en el centro de un debate sobre clase, salud y poder.
Mientras la Fiscalía General exige la pena de muerte, el proceso judicial se perfila como una muestra del aparato punitivo del Estado cuando los intereses del capital corporativo son tocados.
El crimen ocurrió el 4 de diciembre en Manhattan. Thompson recibió varios disparos a la entrada de un hotel donde participaría en una conferencia del sector.
Luigi Mangione, de 26 años, fue detenido días después portando el arma homicida y un manifiesto de más de 260 palabras en el que denunciaba el papel de las aseguradoras privadas en la negación de servicios médicos.
Aunque Mangione se declaró no culpable la mañana de este viernes, la fiscal Pam Bondi instruyó al Departamento de Justicia para exigir la pena de muerte. Calificó el hecho como premeditado y a sangre fría.
El fiscal Perry Carbone argumentó que el acusado “buscaba generar oposición social a una industria entera”.
Apoyo a Luigi Mangione y la crítica contra la industria médica de Estados Unidos
Desde el ataque y la revelación de las motivaciones de Luigi, diversos sectores sociales le manifestaron su apoyo. Organizaciones de víctimas de aseguradoras realizaron concentraciones en su defensa; señalaron que el sistema de salud estadounidense convierte la enfermedad en mercancía y la cobertura en privilegio.
Para la defensa legal el proceso está marcado por una narrativa de criminalización ideológica. Su abogada, Karen Friedman Agnifilo, denunció que el caso va en contra de la ley “los precedentes y los principios básicos de un debido proceso”. Asegura que el gobierno instrumentalizó el juicio para blindar a una industria multimillonaria.
En paralelo medios como The New York Times omitieron en sus publicaciones la existencia del manifiesto de Luigi Mangione. Los principales conglomerados mediáticos —vinculados al negocio médico— enmarcan el caso como una amenaza terrorista.
El foco se ha puesto en el perfil del acusado más que en los motivos de fondo o en la creciente desigualdad en el acceso a la salud.
Estados Unidos es el único país industrializado sin cobertura médica universal y donde una enfermedad puede significar la bancarrota. Mientras se criminaliza con rapidez a quien desafía ese modelo, se mantiene intacto un sistema que lucra con la vida y la muerte.
El proceso contra Luigi Mangione se convirtió en una advertencia. En la lucha entre el negocio y la salud pública, la justicia puede volverse el arma de los poderosos. (JRLM)