A través de un comunicado, detalló que el ataque cibernético ocurrió durante la madrugada. Lo que afectó los servicios de la institución.
La Universidad de las Américas Puebla (Udlap) sufrió un hackeo en su infraestructura de datos, así lo informó este 30 de abril a la comunidad estudiantil.
A través de un comunicado, detalló que el ataque cibernético ocurrió durante la madrugada. Lo que afectó los servicios de la institución. Gracias a los sistemas de defensa de la universidad, el ataque fue contenido, identificado y mitigado. En consecuencia, se tomaron las medidas correspondientes para restablecer los servicios que fueron afectados.
También, la universidad inició trabajos con los socios de control cibernético, Dell y Palo Alto, en las revisiones correspondientes. Esto con el objetivo de garantizar la reposición plena y sin riesgo en las actividades del centro de datos de la universidad. La Udlap indicó que, derivado de los esfuerzos, comenzó a operar con normalidad la plataforma Blackboard para que los alumnos pudieran acceder sin complicaciones.
Se mantienen aún los trabajos en los servicios que presta la dirección escolar y otros áreas de la universidad para garantizar que cuando se reanuden las actividades no exista riesgo alguno para la comunidad. La universidad agradeció la comprensión de los universitarios ante el inconveniente que representa en el desarrollo de sus actividades diarias.
Indicó que ninguna institución está exenta a que ocurran este tipo de eventualidades; se comprometió a mantener informando sobre el avance en el restablecimiento de todos los servicios.
Es preciso destacar que la Udlap apenas comenzó a recuperar su matrícula debido a que por la pandemia de coronavirus y los conflictos legales perdieron tres mil estudiantes y 70 profesores.
En febrero de este 2024, el rector Luis Ernesto Derbez dijo que la institución se encontraba sólida y en proceso de recuperación.
El objetivo es llegar a 12 mil inscritos en un plazo de cuatro años, además de incrementar el número de sus colaboradores.
Fuente: Ambas Manos