Carolina Camaño sufrió convulsiones; familia lanza pedido desesperado de ayuda.
La pesadilla de Carolina Camaño comenzó el pasado domingo 26 de noviembre, cuando se descompensó y sufrió una serie de convulsiones en Playa del Carmen, México. Desde ese momento, la cordobesa de 30 años permanece internada en el hospital público PlayaMed, con un diagnóstico de meningioma y aneurisma cerebral.
“Su salud está empeorando”, aseguró su padre desde Córdoba, en Argentina. La joven estuvo inconsciente durante dos días, y apenas volvió en sí los médicos la dieron de alta “sin hacerle ningún estudio”. A dos horas de regresar al lugar donde se quedaba, Carolina volvió a sentirse mareada y nuevamente se desvaneció, por lo que los amigos la regresaron al centro de salud.
En un principio, comenzó a circular la información de que Carolina se había descompensado luego de presenciar un crimen en la playa en donde estaba pasando la tarde. Sin embargo, tanto su familia como amigos no tienen claro si se trató de algo que vio o que le contaron.
“Ella apenas balbucea, está sedada. No podemos saber qué pasó porque no lo puede contar”, explicó Juan Antonio, en diálogo con La Nación. El hermano de la joven también dijo no saber exactamente qué ocurrió con ella, pero que “tal vez sí vio algo que la traumó, lo que le pudo haber subido la presión y acelerar algo que ya tenía”.
Carolina permanece internada en un centro de salud público, pese a la necesidad de ser trasladada a un hospital de alta complejidad que se encuentra en la ciudad de Mérida (a 300 kilómetros de Playa del Carmen), y que posee el equipamiento necesario que requiere la cirugía a la que tiene que ser sometida para salvar su vida. Su familia no puede costear el gasto de forma particular, ya que el monto total asciende a los 50 mil dólares.
En un primer momento, el consulado había asegurado que podían hacerse cargo de la hospitalización y el traslado en ambulancia desde Playa del Carmen hasta Mérida, pero no de los gastos de la operación y los insumos. Sin embargo, esta situación cambió por “problemas burocráticos”. “Ahora nos dijeron que, de haber una derivación, sólo se harían cargo del combustible”, indicó Juan Antonio.
De esta forma, la familia sigue pidiendo que quienes puedan donar dinero lo hagan a través de alguno de los canales que se encuentran habilitados, ya que “necesitan ayuda desesperadamente”. Carolina se encuentra acompañada de sus amigos y uno de sus tres hermanos mayores, Juan Pablo, que llegó el pasado domingo.
Las donaciones a la familia buscan cubrir no sólo los gastos de la cirugía, sino el traslado a algún lugar en el que pueda ser atendida correctamente. “Necesitamos un avión sanitario, que tenga todos los equipos complejos y la terapia intensiva a bordo que ella necesita”, expresó Juan. Sin embargo, se mostró desesperanzado de poder conseguirlo: “Si no pueden hacerse cargo de una internación, menos del equipamiento requerido”.
Carolina quería un cambio de vida.
Luego de estudiar el profesorado de Educación Física durante tres años, Carolina se recibió de Tripulante de Cabina de Pasajeros. Después de un tiempo buscando trabajo, se puso una fecha límite para conseguirlo o irse a probar suerte a México, como ya había hecho su grupo de amigos de toda la vida. “Quería probar cosas nuevas”, contó su padre.
Finalmente, a principio de año decidió cambiar radicalmente su vida y mudarse a Playa del Carmen, en donde ya tenía a varios conocidos viviendo desde hace un tiempo. Según cuenta Juan Antonio, estaba muy contenta trabajando en un bar en la playa, con el que podía costearse su estadía y hasta un viaje que iba a realizar a Buenos Aires en los próximos días, para festejar junto a su familia las fiestas y su propio cumpleaños, que es el 26 de diciembre.
Fuente: El Universal