Fue hace año y medio cuando Francisco González subió a lo más alto de este volcán en compañía de su perro Goyo y de Rosita, quien se les unió a medio camino.
Francisco es un poblano que ha logrado subir hasta lo alto del Popocatépetl, sin embargo, él tiene algo que lo hace diferente de otros montañistas y es que llegó a la cima de este coloso acompañado de ‘Goyo’ y ‘Rosita,’ dos perros de raza mediana que se sumaron a su aventura y ahora son conocidos como ‘los Perros del Volcán’, cuyo viaje duró dos días y fue hecho para agradecerle a ‘Don Goyo’ el haber cruzado en el camino a estos tres amigos.
En entrevista para Diario CAMBIO, el viajero poblano Francisco González contó sobre la gran experiencia que fue para él, subir hasta la cima del volcán Popocatépetl acompañado de su mejor amigo ‘David Gregorio’, mejor conocido como ‘Goyo’, un perrito de raza mediana que es cruza de un Golden con un Cocker.
Además, en esta historia también se habla de ‘Rosita’, el otro can que subió con Francisco y ‘Goyo’, con la diferencia de que a ella se la encontraron en el camino, pues tiene su propia familia que le permitió unirse a la travesía.
En este trayecto, Francisco, ‘Goyo’ y ‘Rosita’ acamparon en una zona lejana al cráter y lograron sobrevivir con dos litros y medio de agua, una lata de atún y medio kilo de croquetas (hablando de los perritos); mientras que Francisco sólo se mantuvo hidratado con electrolitos orales, siendo esta la forma en la que pudieron conocer al volcán más monitoreado del mundo.
Y es que ha pasado más de un año y medio de esta expedición que duró más de 30 horas y que surgió a raíz de un deseo que tuvo Francisco, agradecerle de cerca a Dios por haberle permitido encontrarse con ‘Goyo’, a quien a decir de él, se encontró afuera de una iglesia cuando atravesaba por un mal momento, en el que únicamente buscaba la compañía y el consuelo de alguien.
“Es mi mejor amigo y él me salvó la vida; me rescató de un momento en el que estaba muy triste y buscando respuestas. Él fue mi respuesta’’, dijo Francisco.
‘Goyo’ y Francisco hicieron un buen ‘match’ de inmediato y se convirtieron en amigos de aventuras, siendo La Malinche el lugar más frecuentado por ellos, quienes disfrutan de la naturaleza y de tenerse el uno al otro, lo que a la vez se ha convertido en su más grande miedo.
‘’Por ser un perro mediano tenía la expectativa de que le pudiera pasar algo; eso para mí sería el fracaso más grande en todos mis ascensos al volcán Popocatépetl y una pérdida lamentable, pero Dios me regaló la dicha de regresar vivos para contar la experiencia al mundo’’, comentó el viajero.
Fuente: Diario Cambio